Residente de Castellón (Comunidad Valenciana), en la costa este de la península Ibérica, España, Fernando Narbón nació en el seno de una familia muy unida, donde las inquietudes y las ambiciones artísticas pudieron verse ya a temprana edad en él y sus dos hermanos. Su padre, un humilde carpintero que construyo un imperio en el mundo del mueble tanto clásico como moderno, hizo que sus hijos formaran parte del negocio familiar desde que eran niños. Aunque claramente Fernando destacaba en talento artístico frente a sus hermanos, nunca tuvo el apoyo suficiente, ni el valor para perseguir lo que en el fondo sabía que era la pasión de su vida. Fue tras años de dedicación a un trabajo sin alma, pasar por un divorcio y la inevitable confrontación con su padre, cuando Fernando se dio cuenta de que la pintura lo era todo para él y se encargo de que crear y compartir su arte fuera el auténtico propósito de su vida, hasta que falleció de cáncer a la edad de 57 años.